En las llanuras africanas, los leones son depredadores especializados que cazan cebras, entre otros herbívoros. Las cebras, a su vez, tienen estrategias de defensa como la velocidad y el comportamiento de manada para evitar ser capturadas.
En los cielos, las águilas son depredadores ágiles y poderosos que cazan conejos y otros pequeños mamíferos. Los conejos dependen de su camuflaje y madrigueras para escapar de estos depredadores.
En el océano, las orcas son depredadores que cazan focas y otros mamíferos marinos. Las focas dependen de su agilidad en el agua y de la estructura de hielo para evitar ser cazadas.
En los bosques y praderas, los lobos son depredadores que cazan ciervos y otros ungulados. Los ciervos utilizan su velocidad y agilidad para escapar, así como el comportamiento de manada para protegerse.
Estas batallas son clave para el equilibrio ecológico, ya que regulan las poblaciones de presas y depredadores, afectando así la estructura y función de los ecosistemas.